sábado, 24 de noviembre de 2012

carta al diputado Storani. 06.09.2005.


Transcribo el texto del mail que envié al diputado Storani y otros legisladores; por iniciativa de la COEPRA ( Comisión de exilados políticos de la República Argentina) en momento de obtenida media sanción del Senado la ley de reparación por el exilio argentino durante los años de plomo. Diputados nunca la trató. 7 años después seguimos esperando respuesta.

----- Original Message -----
From: eduardo carbel
To: fstorani@diputados.gov.ar
Cc: pcapelleri@diputados.gov.ar ; hdamiani@diputados.gov.ar
Sent: Thursday, October 06, 2005 2:43 AM
Subject: demando justicia por 15 años de exilio.

Chamical, La Rioja, 6 de octubre del 2005.

Srs. diputados; me dirijo a Uds. para manifestar mi apoyo a la sanción de Ley de reparación al exilio argentino, con media sanción del Senado de la Nación y en este momento en análisis en  la Comisión de Justicia de la Cámara que Uds. integran en representación del bloque Radical. 

Como ejemplo voy brevemente a narrarles cómo la intolerancia primero y el Genocidio después amputaron mi vida desde la tierna infancia hasta la edad  madura.

Mi nombre es Eduardo Carbel tengo 52 años ( su misma generación diputado Storani), soy riojano aunque nací en Bahía Blanca dónde mi padre, Tomás J. Carbel, como médico se desempeñaba en la Dirección General de Sanidad del Sur durante la gestión del ministro Ramón Carrillo.  

De esa ciudad escapó mi padre en septiembre de 1955 para evitar su detención refugiándose  en su provincia a dónde días después le seguimos el resto de la familia.  Poco tiempo después mi padre, impedido de ejercer su profesión de médico sanitarista y con sus derechos civiles suprimidos, exonerado de la medicina pública a la que había dedicado su entera vida profesional, con 51 años abandonó el país para viajar a Centro América trabajando desde  entonces para la OPS-OMS.  No así nosotros que por no tener él una residencia estable ni medios económicos permanecimos en la Rioja dónde la intolerancia y la revancha nos trató como personeros del tirano depuesto.  Tenía  yo sólo dos años cuando afronté este primer exilio interno con mis hermanos  y mi joven madre, huérfanos de padre.   Desde los dos años la intolerancia me marcó como diferente, un pequeño argentino discriminado con derechos básicos vulnerados. 

En diciembre de 1956, un año después abandoné con mi familia Argentina para reunirnos con mi padre en Guayaquil. Tenía 3 años.  Asistí al pre-jardín en tres ciudades distintas, y después a la escuela primaria en tres países distintos.  Viví en Guayaquil ( Ecuador) dos años.  Y luego en Lima, Perú cinco años y medio.  En 1964 mi padre se benefició de una Ley de amnistía dictada durante el gobierno del Dr. A. Illia y retornamos al país.  Tenía yo 11 años y medio, y había pasado fuera de Argentina siete  años y  medio.

Fue una adaptación difícil, pero a los 17 años  al ingresar a la universidad ya era tan argentino como el resto.  Y mi actitud fue como la de tantos argentinos al adoptar el compromiso social y político que la hora nos imponía, como Ud. Dr. Storani.   

Fui dirigente universitario también como Ud. Dr. Storani.  Y el 24 de marzo de 1976 me  encontró en mi provincia dónde pude sobrevivir a una encarnizada persecusión en los primeros días de mayo de ese año.  Persecución que incluyó la amenaza e intimidación por el ejército a mis familiares en gran número, aún los más lejanos.  Intimidación que en caso de los más cercanos duró aún por años.

El 5 de junio abandoné Argentina por Paso de los Libres y me exilé para preservar mi vida.  Viví en Brasil, Ecuador, Colombia y Venezuela.  Recorrí quizás cien ciudades, viví en una docena de ellas.  Y entre tantos cielos estrellados no hubo un sólo día en que no recordara al cielo de mi tierra.   Llevé conmigo la ropa puesta, mis afectos rotos y un deseo instintivo de sobrevivencia  junto con la culpa del sobreviviente.  Y el convencimiento que volvería a mi tierra aunque fuera para morir en ella. Junto con mi padre, mis compañeros muertos y desaparecidos.   Afortunadamente no fue así y con el retorno de la Democracia durante el gobierno de R. Alfonsín retorné a Argentina en cuanto se aprobó la Amnistía a los infractores de la Ley de Servicio Militar Obligatorio.  Aquí pude recuperar mi identidad, amigos y afectos.  También a muchos más sobrevivientes como yo, más que los imaginados.

Volví a Argentina el 18 de marzo de 1984.  Tenía entonces poco más de 31 años. Estuve ausente entre el 11 de febrero de 1957 y el 28 de julio de 1964 primero;  y  después entre el  5 de junio de 1976 y el 18 de marzo de 1984.  Más de 15 años, a los 31 año la mitad de mi vida la había pasado en el exilio.

Hoy como pequeño productor agropecuario y dirigente de la Federación Agraria Argentina.  En todos los ámbitos públicos y privados dónde me desempeño he hecho un permanente testimonio: de nuestra lucha por un país posible, soñado y construido desde los espacios más elementales.  Intentándolo construir aún hoy.  Lo inculco a mis hijos.  Y lo predico a mis compatriotas.

Esta militancia junto a la permanente lucha y demanda por  MEMORIA Y JUSTICIA es lo que me ha permitido rearmar el rompecabezas de mi vida durante cada uno de los días de estos últimos 21 años. 

No dudo Srs. Diputados que Uds. comparten conmigo el principio que un pueblo sin Memoria jamás tendrá Justicia.  Y sin Justicia jamás construiremos una Nación para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

No dudo que Uds. Sr. Diputados pondrán su firma al pie del despacho de vuestra Comisión de Justicia en forma favorable.  Y lo votarán después afirmativamente en el recinto.  De esta manera avalarán mi demanda, junto a la de miles de argentinos por Justicia.  Justicia por 15 años de exilio.  Por una vida rota dos veces. Por el Genocidio del que fuimos todos víctimas. Para conservar la Memoria y edificar por fin una Nación Soberana sobre la necesaria Justicia.  De esta manera responderán a sus mandantes en las provincias dónde fueron electos y al pueblo de la Nación toda al cual representan.

Agradezco a  los Srs. secretarios de los diputados y espero también a los diputados mismos haber distraído su tiempo para leer esta historia de vida de un argentino que  llevó con orgullo su condición de exilado por todo Sud América y la proclama aún hoy.

Atte.  Eduardo Carbel.  DNI 10.834.763.    Nicolás Ayan (O)  127.  Chamical.  La Rioja.
Director Nacional de la Federación Agraria Argentina. ( 2005-2010).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
ps: No firmaron el despacho. y el proyecto de ley perdió estado parlamentario. duerme el sueño de los injustos. 

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